La primera mitad del gobierno federal deja un halo de acontecimientos que marcan una etapa de la historia del país, por un lado las reformas que estaban pendientes desde hace más de una década y que se buscaron para transformar la vida y la economía de México llegan a destiempo.
La escasez de recursos para moldear las reformas secundarias y la falta de objetivos planteados desde el ámbito federal para la creación de mecanismos que detonen las reformas no solo con la ley sino con sinergias que permitan la inclusión de nuevas perspectivas para la promoción de nuevas formas de riqueza con las reformas estructurales quedaran solo como anecdotario en el congreso de la unión.
La ciudadanía esta ávida de resultados , del cese de la violencia por el crimen organizado , de una mejoría en la economía con las reformas del gobierno del compromiso , de la implementación de nuevas expectativas en la educación que rebasen la evaluación magisterial y la entrega de tabletas electrónicas , la voluntad del estado mexicano no da muestras para generar investigación tecnológica , ni para la promoción de proyectos productivos que puedan trascender a la burocracia partidista que cifra la lay para su sobrevivencia.
Los números alegres del petróleo y las reservas económicas que daban sustento a nuestra economía se opacan con la falta de crecimiento , el estancamiento de las acciones que hacen en la generación de empleo y la falta de visión en el crecimiento de áreas económicas de gran impacto , el turismo , la obra pública , el deporte , la ciencia y la tecnología , la generación de energía y la consolidación de polos industriales , son algunas de las acciones que han quedado relegadas en esta primera mitad del gobierno de la república.
La construcción del aeropuerto y de algunas vías primarias de comunicación se ven opacadas cuando al interior de las comunidades no hay agua potable, ni caminos mucho menos escuelas dignas, o seguridad publica eficaz, la verdad es una en las zonas urbanas, la violencia es cada vez más común y más irreal, cada vez son más comunes, los linchamientos por la ciudadanía, la intolerancia y la violencia son un síntoma del hartazgo social en esta mitad del sexenio.
La apertura de los pozos petroleros y la generación de energía eléctrica por empresas privadas ponen en la mesa si estas acciones abren la puerta de la transformación industrial, pues esta era la única forma en que la modernización industrial llegara en una segunda generación, sin embargo cuando se ponen en subasta 14 zonas petroleras y solo se concesionan 2 se da por obvio que la apertura fue a destiempo y su promoción internacional un fracaso.
La mitad del sexenio marca una redimensión de las acciones que ha llevado a cabo el gobierno federal, la cruzada nacional contra el hambre, instrumento que a pesar de lo que se diga es un logro importante, la reforma en telecomunicaciones, con las nuevas cadenas televisivas y la concesión de nuevas rutas para el servicio del triple y cuádruple play, la baja en los servicios de comunicación y la modernización de los servicios digitales.
Sin embargo, la fuga del mas importante narcotraficante en el país, el chapo Guzmán, la salida del hombre más buscado por atentar contra la vida de un agente gringo Kiki Camarena, con su salida y su fuga con amparo federal Caro Quintero pusieron en aprietos al gobierno mexicano con el vecino del norte y su credibilidad en la lucha contra el crimen organizado que ha dejado 57 mil muertos en estos tres años.
La mitad del sexenio nos da una visión de lo que es que el PRI haya regresado a los pinos, nos deja ver la capacidad del gobierno mexicano y su condición de estabilidad social y económica, deja ver si el respaldo social y en los congresos ha bastado para cambiar la realidad social y económica de un pueblo que vio en Peña Nieto la opción de cambio
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