En estos tiempos difíciles es
gratificante brindarnos la oportunidad de reflexionar sobre el significado y la
importancia que tiene la familia y los valores que en ella germinan para el
desarrollo armónico de nuestra sociedad.
Cuando en diversos foros se habla de
la familia modelo, nos imaginamos un núcleo integrado por padres e hijos que
conviven felices y en armonía, que poseen
los medios de manutención suficientes para ofrecer cuidados, educación y
esparcimiento a todos sus integrantes.
También imaginamos que los valores
que trasmiten los padres a sus hijos son los que les procurarán bienestar y una
sana integración social.
Esos valores sociales se desarrollan
y arraigan cuando cada integrante de la familia asume con responsabilidad el
rol familiar que le ha tocado desempeñar, procurando el bienestar, desarrollo y
felicidad de todos los demás.
Sin duda, es la familia el lugar
donde se forjan los valores de cada individuo, es el punto de partida donde
cada uno de nosotros toma conciencia de nuestro rol, responsabilidad y modo de
actuar en la sociedad.
La unión familiar no se plasma en
una fotografía, es algo dinámico que se va tejiendo todos los días con pequeños
detalles de cariño y atención. Los valores no son palabras al viento, se viven
a diario en casa y se transmiten a los demás como una forma natural de vida, es
decir, con el ejemplo.
Por ello, es una prioridad
implementar todos los apoyos que sean necesarios para ofrecer una vida digna a
todos sus integrantes y garantizar su estabilidad económica y social que les
permita una convivencia e integración
social plena y responsable.
Ahora son tiempos para que todos nos
enfoquemos en alcanzar las más altas aspiraciones como nación; son tiempos en
los que debemos poner énfasis en enaltecer los valores que germinan en el seno
familiar para consolidar la democracia como una estructura jurídica y un
régimen político que privilegie el respeto a los derechos de cada uno de los
integrantes de nuestra sociedad que consagra nuestra Constitución.
Si reflexionamos sobre todos los
problemas sociales que se viven en nuestro país, veremos que además de los
factores de carácter económico, existen factores que se generan en el seno
familiar y que contribuyen de manera determinante a la grave descomposición
social que hoy vivimos.
Es nuestra responsabilidad ofrecer
ahora las condiciones para un mundo mejor a las futuras generaciones, por lo
que debemos enfocar nuestros esfuerzos y apoyos a generar conciencia en los
integrantes de las familias sobre su responsabilidad para lograr condiciones de
convivencia social armónica.
Si cada uno de nosotros no asumimos
la responsabilidad de que somos corresponsables en construir un futuro mejor
para nuestros hijos, muy difícilmente otros podrán solucionar esta
problemática.
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